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Crowdsourcing: colaboración como estrategia de marketing

Ene 23, 14 • alma, estrategia, marketing • almacomunicacionyestrategia •

IMPLICAR AL CLIENTE EN NUESTRAS CAMPAÑAS ES CADA VEZ MÁS FRECUENTE. Pero no nos referimos a que participen como receptores, sino como parte emisora. Hace un par de semana se supo que Walter Isaacson, el autor de la biografía de Steve Jobs, trabaja en un nuevo libro sobre la era digital y para ello buscaba colaboradores que pudiesen aportar notas o correcciones. Iniciaba así una campaña de crowdsourcing, un proceso de ‘creación común’.

El crowdsourcing (o colaboración abierta en español) es una técnica que ha cogido fuerza en los últimos años. Consiste en exteriorizar un proyecto para que los futuros receptores se conviertan (y sientan) partícipes del mismo. Las marcas no se han quedado atrás y han aprovechado la práctica como una herramienta de marketing.

Las posibilidades de interacción que dan las nuevas tecnologías han contribuido a acudir al crowdsourcing como estrategia de marketing. Las webs y las redes sociales son un buen medio para conseguir la participación y colaboración necesarias. Son muchas las marcas que han recurrido a este tipo de trabajo comunitario. Sin tener que irnos muy lejos, la cadena de restauración 100 Montaditos lleva tres ediciones de su concurso ‘Supermontadito’, donde se elige un nuevo producto para incluirlo en su carta.

 

También la empresa española Freixenet tiró de crowdsourcing con su campaña para hacer el spot de Navidad de 2012. La marca de cava animó a los españoles a mandar videos con el tradicional brindis y los elegidos conseguían salir en su anuncio. Otras marcas famosas son Heineken y la iniciativa para diseñar la botella con motivo de su 140 aniversario; o Lego, que cuenta con la plataforma Cuusoo donde los usuarios pueden proponer diseños que luego desarrolla.

La práctica del crowdsourcing presenta varias ventajas. La principal es la construcción de la reputación al presentarnos como una empresa abierta y que tiene en cuenta las ideas de sus clientes. Se da una impresión de escucha y de empatía.

El crowdsourcing también ayuda a crear comunidad en torno a nuestra marca y a aumentar la implicación y la interacción. Por último, el trabajo colaborativo también nos ayuda a generar contenido creativo. A veces las ideas que mejor funcionan pueden venir de quien realmente tiene que comprarlas: el público. Los clientes mejor que nadie saben qué va a convencerles, por lo que nos aseguramos cierto éxito para nuestro trabajo (con una consecuente reducción de costes).

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