¿CÓMO TE VENDERÍAS A TI MISMO? La construcción de una marca no siempre se refiere a una empresa, el marketing también es útil para ‘vender’ a las personas. Un ejemplo claro se da en el marketing político; la mayoría de las veces el candidato en un período electoral sobrepasa en importancia al componente ideológico. Lo principal: destacar nuestras cualidades por encima de las de los demás.
El marketing se extiende a todos los campos. Cualquier profesional puede diferenciarse del resto si traza un buen plan; y así lo entendió Raül Calàbria. El periodista agudizó su ingenio y convirtió su currículum en un brick de leche. Una buena dosis de creatividad, un estudiado diseño y una elaboración manual tuvieron como resultado un puesto de trabajo.
Algo parecido pensó el fotógrafo sueco Jens Lennartsson. Con el objetivo de ser recordado por los posibles contratantes, supo entender que, si enviaba un portfolio con sus mejores fotografías, estaría siendo como los demás. Y lo que es peor, sus imágenes acabarían junto a las de otros cientos de profesionales. Y por ello se atrevió a darle forma a una original idea.
Con un cuidado proceso de fabricación, el fotógrafo envió 400 réplicas en miniatura de sí mismo; y, ahora sí, algunas fotos incluidas en el packaging eran vistas por aquellos a los que pretendía convencer de que le contratasen.
La inspiración y la disposición a romper moldes son pasos básicos para diferenciarnos y ser los elegidos. Hablemos de empresas o de personas, limitarnos a hacer aquello que todos hacen nos vuelve invisibles. En marketing y comunicación, la rutina es un gran enemigo; por eso, cuando el trabajo va acompañado de atrevimiento, la recompensa siempre es mayor.
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