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¿Qué pinta el ser humano entre tanta tecnología?

May 17, 17 • marketing • Ideas con Alma •

Los cambios en la comercialización de contenidos están condicionados por un axioma: la carrera por la innovación continua. El directo y la inmediatez se imponen.

Seguimos temiendo la muerte de los blogs y especulamos sobre el futuro de Snapchat, el presente de Instagram y la caída de Twitter. Con este frenesí, cada vez más comunicadores y más empresas e instituciones nos preguntamos qué pinta el ser humano en todo esto. Y puede que sea tan sencillo como tener claro que para el crecimiento orgánico, que es el que nos vale en esto de las redes y las páginas web, la ética, el sentimiento y la pasión sólo los añade una persona.

La comercialización de contenidos, no va de quien mejor use su caja de herramientas. O no solo va de eso. Conocer el mercado, estudiar el objetivo, tratar con los personajes que conforman nuestra historia… Todo gira entorno a un objetivo de carne y hueso, que son cada uno de los individuos que se plantan delante de sus pantallas.

Al escribir un artículo, preparar un boletín de noticias… miramos el conjunto, el grupo de lectores / fans / seguidores … y nos referiremos a ellos como un grupo, lo que es sin duda un error.

Aunque todos tenemos una cosa en común: todos desconfiamos de mensajes comerciales, soportamos poco o nada la publicidad en Internet y pasamos bastante de la que encontramos en nuestro correo, en el buzón de casa o la que nos llega a través de SMS o vemos en revistas o en las paredes de nuestra ciudad.

Tenemos que tener presente que Internet es una mesa para dos, para dialogar y presentar un mensaje que llame la atención, por su belleza o utilidad, por su pertinencia y su proyección. El problema con este enfoque es que es como una adivinanza: se basa en suposiciones. Y ese es el problema: no se puede construir una estrategia de marketing sólida sin conocer a nuestros clientes, basándonos en la mentira que es una estadística.

Porque las estadísticas y encuestas son complementos, no sustitutos de intercambio directo, por lo que para no perdernos los detalles importantes hay que estar conectados con los clientes, con los lectores, con nuestros seguidores, aunque sea online.

Y si es necesario, que nos sirvan de guía: qué saben, qué han aprendido con nosotros; qué hacen bien y dónde tienen problemas; cómo se sienten y cómo se quieren sentir; qué hacen y qué deberían hacer; cuáles son sus preguntas… E intentar responder a cada una de ellas de forma directa… el medio ya no es tan importante.

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